III

La sombra.

"De tanto labrar la dicha ,
se va poniendo en el pecho,
agujetas que fustigan
como un latido desierto.

Los alambres en los bordes
son mis venas,
y entre mis manos enormes
rastros de polvo
y arena.

Rastros de barro y condena
son mi cara
me marcan cual la madera
tiene corteza
y desgana .

Oxidado esta el arado
si no de sudor de llanto
por el terreno agotado
y por mi brazo ya exhausto.

¿Cuándo lluvia me renuevas
la tierra en el pie que planto
de tanto a tanto infinito
de nada a nada marchito
y que seca hasta el cansancio?

¿He perdido ya los ojos?
que si no me los arranco
¿no he de ver verde cosecha?
¿no he de mirar yo tan alto?

¿Es que mis piernas maltrechas
no hicieron en tierra brecha
no hicieron fértil el manto
y solo febril me dejas
las huertas que anduve arando?

¿Porqué se fue quien me amaba
y no volvió a mi semilla
que ahora sola se desgrana
en la lágrima que brilla?

¿A quién debo la condena
de la duna,
mi ser de hueso y hambruna
mi pecho que va desecho
y la tristeza
importuna?

¿Mía puede ser la culpa,
por haberme enamorado
de tus ojos aceituna
y de tus senos salados?

¿Mía puede ser la culpa
de que tu cuerpo ha volado
y busco en el aire tu carne
y a la pulpa doy bocado?

Que hoy la pena me transita
con este arado clavado
por triste a triste infinita
que llanto a llanto marchita
con un dolor al costado.

¿ Es la arena que me cobra
por haberme enamorado
de lo que solo era sombra
donde evitar el sol dado
que cuando gira se borra
y que en la noche no hallo?"

 Rezgo Reis

Pasar hoja--->

Cap.ICap.II Cap.III Cap.IV Cap.V Cap.VI