VI


"Puede que la muerte engangrenada, ennegrecida, engalanada,
se presente, piel estalla, sangre calla, en su última batalla,
y en esa torre baja, negra y pala, y enterrada
me sumerja en su alatir.

Puede que del cuervo engangrenado, engalanado, negro al fin,
alas vengan, negras plumas, cierta tumba,
y sumido ya en la bruma,
aletee, lejos  viejo, cruel pellejo, mi existir,

Pero sabrá la negra mano, que devora y atesora
curva afila y diente extraño,
que yo no soy su lacayo
que ella, ya negra oscura, ya ensangrentada y  nocturna
no me ha vencido, ni con su oscura palabra, ni con su estela macabra,
me puede ya derruir

Que este latido, que viene densa, noctua tensa a recoger y ceñir
ya ni de rojo latía, ya era de piel vacía,
después que mi cuerpo informe, duelo enorme y hecatombe
con los sueños destruidos
me esparciste en tu mentir."


Rezgo Reis

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